Por qué el Ecuador necesita una nueva Constitución: reflexiones desde la práctica diaria
Cuando en 2008 se aprobó la Constitución redactada en Montecristi, el país abrazó con esperanza un texto que prometía, engañosamente refundar la República, poner a las personas en el centro del Estado y dotarnos de una herramienta jurídica para el desarrollo con justicia social. Sin embargo, a 17 años de su entrada en vigencia, la realidad nos golpea: no somos más libres, no somos más justos y, definitivamente, no somos más democráticos.
Por: Diego Paredes González
5/5/20252 min read
Por qué el Ecuador necesita una nueva Constitución: reflexiones desde la práctica diaria
Por: Diego Paredes González
La Constitución de Montecristi: un texto repetitivo, discordante y extremadamente largo Cuando en 2008 se aprobó la Constitución redactada en Montecristi, el país abrazó con esperanza un texto que prometía, engañosamente refundar la República, poner a las personas en el centro del Estado y dotarnos de una herramienta jurídica para el desarrollo con justicia social. Sin embargo, a 17 años de su entrada en vigencia, la realidad nos golpea: no somos más libres, no somos más justos y, definitivamente, no somos más democráticos.
¿Qué falló?
Uno de los principales problemas es la extensividad de la Carta Magna son los 444 artículos tediosos de leerlos pasado el artículo 94, se convirtió en un texto tan detallado que perdió el carácter de norma marco. En vez de establecer principios generales y habilitar la legislación secundaria, intentó regularlo todo, desde la organización del Estado hasta el precio del pan (casi literalmente). Esta hiperregulación generó contradicciones internas y dificultades en su aplicación práctica. Además, el modelo que consolidó la Constitución del 2008 terminó debilitando la institucionalidad democrática. Se dio paso a una concentración del poder que ha afectado el sistema de FRENOS y contrapesos que toda república moderna necesita para funcionar con equilibrio y transparencia. Una nueva Constitución no es una moda: es una urgencia Es momento de reconocer que no basta con reformar. Necesitamos una nueva Constitución. Una que recoja lo mejor del pasado—los principios y redacción de la constitución del 98, ciertos principios de la 2008, la organización del Estado de 1979 por ejemplo, y las necesidades hacia el futuro como inteligencia artificial y la garantía del cumplimiento de los contratos a los inversionistas con claridad, seguridad jurídica y vocación democrática. Una nueva Carta Magna debe: Ser breve, clara y coherente. Establecer reglas de juego pragmáticas, sólidas y respetables, no deseos. Evitar contradicciones entre derechos y competencias de las instituciones. Fortalecer la independencia de las tres funciones del Estado y sus instituciones jurídicas en concordancia con la administración pública.
Conclusión: no es una utopía, es una necesidad urgente Redactar una nueva Constitución no debe verse como un capricho político ni como una bandera electoral. Es un acto de responsabilidad histórica frente al desastre de la estructura del Estado actual. Ecuador necesita un nuevo pacto social que devuelva la justicia y la estructura al Estado para que la ciudadanía se sienta segura y el Estado cumpla su función, y así brinde garantías reales y que coloque al país en la senda de una democracia funcional y respetuosa del Estado de Derecho para su libre desarrollo.
Hoy más que nunca, el país requiere una Constitución que nunca ha tenido, que se escriba técnicamente con gente que viabilice el clamor popular redactándola adecuadamente, para que la gente la lea, sepa sus derechos y queda claro el funcionamiento del Estado con visión de futuro.
Y si no es ahora, ¿cuándo?
Diego Paredes González abogado – defensor de los derechos de las personas.